Linda Mora/ Agencia Noticias La Fuente/

En medio del rescate integral del Centro Histórico de Veracruz se está descubriendo la historia de la ciudad. Ante las excavaciones arqueológicas, se han encontrado fragmentos de cerámica, vidrio y hueso que permiten conocer más sobre la vida cotidiana y las costumbres de los habitantes de Veracruz desde el siglo XVI hasta la actualidad.
Algunos de los hallazgos más destacados de acuerdo a información proporcionada por la arqueóloga Judith Hernández Aranda, adscrita al Centro INAH Veracruz; incluyen:
- Restos de la Puerta de México: Se localizaron restos arquitectónicos de la cimentación de los muros que custodiaban la Puerta de México, uno de los accesos terrestres a la ciudad amurallada de Veracruz durante la época virreinal.
- Cuarteles y prisión militar: Se encontraron restos de muros y cimentaciones que habrían pertenecido a los cuarteles y una prisión militar que conectaban con la muralla en la época virreinal.
- Uso de huesos de animales en la construcción: Se descubrió que los huesos de bovinos fueron utilizados como material de relleno en la construcción de superficies planas y resistentes, posiblemente en un patio de un cuartel.
Los materiales recuperados se resguardan en la Ceramoteca del Centro INAH Veracruz, donde son limpiados, marcados y clasificados para contribuir al conocimiento sobre la historia de Veracruz.
Durante la época virreinal y parte del siglo XIX, la ciudad de Veracruz estuvo amurallada y solo se podía ingresar a ella por mar o mediante un reducido número de accesos terrestres, como el citado, cuyo nombre alude a que era la puerta a la que acudían quienes tomaban rumbo a la Ciudad de México.
En 1880, inició un proyecto de urbanización que reordenó el trazo del puerto. La muralla fue derribada, sus piedras vendidas a particulares y sus restos aplanados para construir, sobre ellos, las nuevas vialidades. Luego, durante las décadas de 1900 y 1940, las calles de Veracruz fueron renovadas en sus drenajes y servicios públicos, de forma similar a como se trabajan actualmente.
Así, los arqueólogos y sus colaboradores exploran todos esos momentos de modificación urbana, de los que prácticamente solo quedan cimentaciones.
MUROS QUE FUERON CUARTEL MILITAR
A pesar de que no se han encontrado piezas completas, sino solo fragmentos de vidrio, cerámica, hueso y otros materiales que la gente tiraba como basura, Hernández Aranda explica que la importancia de cada tiesto está en que permite conocer aspectos como: pautas de comercio, costumbres, gustos y hábitos de consumo, la procedencia de los productos e, incluso, cambios tecnológicos.
“Los arqueólogos estudiamos, analizamos e interpretamos los vestigios de cultura material y sus contextos, incluidos mapas, planos y textos. Por ejemplo, a través de las características formales, funcionales y las técnicas de manufactura detectadas en un pedazo de cerámica, se puede saber dónde y cuándo fue elaborada. Algo tan común como la basura, asoma a las prácticas cotidianas de un pueblo”.
En este sentido, otro hallazgo relevante se registró en días pasados, cuando una zanja excavada en la avenida 5 de Mayo, entre las calles Ocampo e Ignacio López Rayón, reveló restos de muros y de una cimentación que habrían pertenecido a los cuarteles y una prisión militar que, en época virreinal, conectaban con la muralla.
El proceso de levantamiento de la carpeta asfáltica también sacó a la luz diversos niveles de piso acumulados por el tiempo. Resalta una capa de escombro compactado, de inicios del siglo XX, bajo la cual se localizaron fragmentos de metacarpos de bovinos, a 43 y 63 centímetros de profundidad, desde el nivel de la calle. Los huesos fueron fracturados a la mitad, de manera intencional, para que sus diáfisis -parte media de los huesos largos- quedaran astilladas en formas de pico, a fin de que pudieran clavarse en el suelo.
Según la arqueóloga, la manera en que colocaron los huesos indica que buscaron tener una superficie plana, resistente y permeable, que estabilizara el sustrato y facilitara la absorción de lluvia, en lo que pudo ser un patio de un cuartel.
Siglos atrás, la piedra no abundaba como elemento constructivo en Veracruz, de allí que, a menudo, partes de animales que no eran para consumo humano se emplearan como material de relleno, pues podían obtenerse fácilmente del ganado bovino y vacuno que alimentaba a las milicias y los trabajadores de las obras de fortificación. En otras partes de la ciudad actual, como en el edificio La Galatea, en la Plaza de Armas y el Fuerte de San Juan de Ulúa, se han encontrado huesos de patas y cráneos de tales animales, también como parte de sistemas constructivos.
Los materiales recuperados en este salvamento se resguardan en la Ceramoteca del Centro INAH Veracruz, donde son limpiados, marcados y clasificados en bases de datos, a fin de que, con su preservación y análisis, se contribuya al conocimiento sobre la rica historia de Veracruz.



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